Por Sofía Estanga Burgos

A 24 años del brutal asesinato al reportero grafico Jose Luis Cabezas, Argentina grita “¡Cabezas presente! Ahora y siempre” con un compromiso que se transforma en consigna y se refleja cada 25 de enero: “No se olviden de Cabezas”. 

En un mundo donde las imágenes suelen ser más fuertes que las palabras, la información habla a través de las capturas de los fotoperiodistas. Apasionados y comprometidos, tienen una labor de riesgo y sus vidas se convierten en una montaña rusa de emociones y sensaciones encontradas. 

Ser reporteros gráficos es convertirse en actores centrales de la actividad periodística. Es elegir, en un acto de valentía, poner el talento fotográfico al servicio del periodismo. Es transformarse, gracias a sus ojos clínicos, en una herramienta capaz de hacer los más grandes hallazgos de la prensa.  

José Luis Cabezas no era ni un ídolo ni un héroe. Era alguien que amaba la cámara, pero su amor por la profesión y su compromiso lo llevaron tan lejos que logró desnudar al poder desencadenando un destino fatal. Se convirtió en 1996 en el autor de la foto que sacó del anonimato a Alfredo Yabrán, considerado como uno de los protagonistas de la trama mafiosa del poder de los 90’, en una época en donde las viralizaciones por redes sociales todavía no existían y su cara, hasta entonces, era desconocida.  

Haber capturado ese verano dos fotos mientras Yabrán caminaba sin que nadie sepa quién era en una playa de Pinamar, llegando una de ellas a salir en la tapa de la revista Noticias, fue motivo suficiente para asesinar a Cabezas casi un año después. Secuestrado, golpeado, maniatado, torturado y asesinado de dos balazos en la cabeza la madrugada del 25 de enero de 1997 en Pinamar, su homicidio sentó precedente y puso en tela de juicio la libertad de expresión. 

A José Luis lo mataron por documentar la verdad, la realidad. Le arrebataron la vida por ejercer su oficio y profesión de fotoperiodista. Su crimen fue el peor atentado contra un trabajador de prensa desde el retorno a la democracia en el país, y aunque Yabrán fue acusado de ser el autor intelectual del asesinato, se suicidó antes de que pudieran detenerlo. 

Desde entonces todos los 25 de enero, a modo de homenaje, Argentina conmemora el Día Nacional del Reportero Gráfico en su memoria y en honor a todos aquellos que se han convertido en un sostén de la vida democrática ejerciendo su profesión comprometidos con la verdad y la ética periodística.