Por Camila Tapia
El artista nacido en Viedma presentó anoche en la Sala La Ópera del popularmente llamado “El Círculo” un repertorio de canciones acompañado de una banda que destilaba talento.
A los rosarinos, el viernes, el clima nos regaló una noche tibia, con una pequeña brisa que recorría las calles del centro. La cita se concertó a las 21 horas en la esquina de Laprida y Mendoza, más precisamente en el nada ordinario Teatro El Círculo. Pasadas las 21:15, cuando la gente estaba terminando de ocupar los asientos, se observa una sala llena, las cabezas que moviéndose de aquí y allá, observan el imponente arte del teatro, las pinturas en el techo y el mítico telón de 24 metros de largo del artista Giuseppe Carmignani.
Son las 21:21, hora espejo, las luces comienzan a bajar, y un minuto después se abre el telón a la par de unos sonidos electrónicos, dando paso a los músicos y comenzando la función.
“Cosas del amor” fue la elegida para abrir la noche. El rionegrino estaba vestido con una camisa con tramas, jeans, sombrero y, por momentos se podía observar una copa de vino. No dudó en ningún momento de la noche en mostrar sus pasos prohibidos, haciendo del escenario una pista de baile mientras giraba alrededor de sus melodías.
Un recorrido de 19 canciones, de distintos álbumes de su carrera, entre ellos, “Ese Asunto de la Ventana” (2005), “39°” (2007), “Las Crónicas del Viento” (2009), “Mundo Anfibio” (2012), “Constelaciones” (2016) y su último disco, “Criptograma” (2020), y un destacado trabajo de la banda compuesta por dos violinistas, bajo y chelo, teclado, guitarra eléctrica y batería. Destacó la presencia de Rocío Aristimuño como percusionista, o como pulpo, ya que no dejaba de sacar instrumentos y salpicar talento.
Al terminar “Anfibio”, segunda canción de la noche, nos cuenta cuánto le gusta la ciudad; el teatro narra un poco la historia de “Criptograma” y su nacimiento en plena pandemia. Cuenta, algo emocionado, el gusto de poder hacer ese álbum en vivo. Aristimuño, inquieto, toma la guitarra eléctrica y juega con el sonido de sintetizadores y se comienza a crear el sonido de “Loop”, tercera canción de la noche y del álbum “Criptograma”.
La propuesta va a seguir con “Me hice cargo de Tu Luz”, de su tercer disco nacido en el año 2007, donde los violines van a ser los protagonistas, haciendo bajar casi del cielo una dulce melodía, donde la batería marca el camino y la voz de Aristimuño se funde suavemente con ella. Sigue “Lobofobia”; antes de iniciar, nos anticipa que el nacimiento del tema se debía a su marcha del sur a la capital y cómo quería salir un poco de la “cosa urbana y fea” que tienen las ciudades grandes. Da inicio a un repertorio de sonidos entre el rock y los marcados tambores le dan una marcada presencia a los sonidos folklóricos.
El teatro también es protagonista, la estructura hace que el sonido repercuta en él, las vibraciones traen la música a su cuerpo, sintiendo en él el tempo. El edificio parece ser parte de la banda, como si tuviera vida propia, como si en un momento la música y el edificio se unieran, la música siendo parte del teatro como el teatro siendo parte de la música, sin dudas una experiencia magnífica.
No faltaron los gritos alabando la apariencia estética del músico, las risas y las palmas de los espectadores que seguían firmemente el ritmo de la música. La noche va a seguir con hermosas canciones como “Azúcar del Estero”, “Para Vestirte Hoy” y “La Última prosa”, aquellas que el público de Aristimuño vitorea y aplaude fervientemente.
Al terminar la canción “Green Over”, se despiden y saludan al público que comienza a aplaudir para evitar que los músicos se retiren, mientras el telón seguía arriba. Se ausentan unos minutos del escenario para volver firmemente con “Tres Estaciones”, del álbum “Constelaciones”(2016).
Nos agarra de la mano “Tu nombre y el mío”, la única canción que tocó de su primer disco “Azules Turquesas”, lanzado en el año 2004, una canción de amor que habla de la naturaleza y los ciclos de la vida, pero al mismo tiempo nos trae imágenes del campo, de la montaña y de los paisajes mágicos de nuestra Argentina, canción que sin dudas es un deleite escucharla en vivo.
El último tramo de la noche va a culminar con “Tu corazón”, del álbum “Constelaciones” (2016), y Aristimuño esta vez se despide de verdad exclamando que pronto saldrá su último disco, “El Rostro del Acantilado”, anunciado para el próximo 12 de octubre, días después del término de la gira, quedando las últimas dos fechas: 30/9 en Tribus Club de Arte, Santa Fe, y 7/10 en Club Museum, CABA.