Por Celeste Barrionuevo

 

El 2 de abril no es un día más en el calendario de los argentinos, es el día donde recordamos a nuestros soldados que despiadadamente fueron llevados por la última dictadura militar a una guerra que aún duele. En esta desgarradora historia existe un grupo de mujeres que usualmente olvidábamos mencionar, las enfermeras. 

Tuvimos la posibilidad de hablar con Dora Ríos, ciudadana distinguida de la ciudad de Rosario desde el año 2022 por su labor en la guerra e integrante de Mujeres por Malvinas Rosario, quien, entre otras cosas, confesó no haber hablado sobre el tema durante mucho tiempo.

Fue en el año 2015 cuando la encargada de curar a los soldados argentinos comenzó a contar su vivencia. Hoy relata la historia completa y recuerda “Dijeron que era un operativo, no sabíamos que íbamos a la guerra, la orden era que no digamos nada”. En esos años, sin mucha información, trabajo en el Hospital Naval de Puerto Belgrano, donde, además de cumplir con su profesión, dio apoyo emocional y alcanzó cartas de los soldados a sus familias y viceversa.

El silencio se les exigió desde el primer momento y la idea de que estaban en guerra comenzó a tomar forma cuando se vieron en la enorme tarea de atender jóvenes heridos en combate. Ante la consulta de si estaban enteradas lo que los diarios decían en ese tiempo la enfermera contesta: “No, ¡no teníamos ni idea! Si ganábamos o perdíamos una guerra no lo sabíamos, nos concentrábamos en el trabajo, como digo yo siempre, minuto que se pierde, vida que se pierde, solo pensábamos en eso”.

Hoy Dorita lucha por el reconocimiento del Estado Nacional, se afirma como veterana en el continente, tiene presente esas heridas que, según ella, “nunca van a sanar”, agradece la comunicación, “hablé con varios medios, estoy feliz de poder contar lo que viví” y aparece en su desahogo una nueva tarea, no permitir que olvidemos jamás a las enfermeras en la Guerra de Malvinas.