Por Virginia Rocchetti

 

Para muchas personas el discurso anti política o “apolítica” resuelve los entredichos y discusiones en la mesa familiar de los domingos. Sin embargo, no existe otra palabra para explicar que es de necios no comprender que la política atraviesa la vida diaria de las personas, e incluso, puede cambiar rumbos completamente inesperados y hasta apasionados.

 

Después de que la albiceleste ganara la tercera copa mundial en Qatar 2022, el furor por la camiseta celeste y blanca, por la pelota de fútbol y por los jugadores, lo vivió desde la abuela que iba a la plaza del pueblo hasta el bebé recién nacido que lo llamaban Lionel.

 

Lo cierto es que después de este triunfo, la selección Sub 20 dirigida por el ex DT Javier Mascherano, quedó afuera de la clasificación y por lo tanto, afuera del mundial con sede en Indonesia el próximo mes de mayo. Pero no todas son malas noticias y aquí es donde se cruza la política, las decisiones políticas y las pasiones de la vida cotidiana. 

 

Indonesia se independizó de Países Bajos en 1945, y desde entonces ascendió hasta el primer puesto mundial en el ranking de mayoría musulmana. Actualmente, casi el 90% de su población pertenece a esta religión y este hecho no es menor ante un mundial de fútbol en el cual, no sólo participa su selección sino que además el país es sede y anfitrión.

 

Las protestas sociales y las declaraciones del gobierno de no recibir a Israel fueron contundentes. Esta decisión se remonta al apoyo histórico de Indonesia a la Causa Palestina y su tradición anti colonial. Estos hechos y sus consecuentes decisiones hicieron rehusar a la Nación a recibir al seleccionado israelí y por lo tanto, la FIFA suspendió el sorteo a realizarse el viernes pasado.

 

La AFA al mando del Chiqui Tapia y su clara decisión de hacer de Argentina sede del próximo mundial 2026, lo llevó rápidamente a ofrecerse como sede del mundial sub 20 en el caso de que la FIFA le quite la posibilidad a Indonesia de serlo.

 

Si la Asociación de Fútbol mundial decide tomar esta decisión, Argentina, que quedó afuera de la clasificación y por lo tanto, de la oportunidad de mostrar a la próxima y prometida joya juvenil Alejandro Garnacho, tendría la posibilidad de jugar como anfitrión de la Copa.

 

Es decir que, la política una vez más, se sube al primer escalón en la vida diaria de los argentinos y podría tener el lujo de ser parte de la discusión en la mesa de los domingos. Una decisión política, religiosa y social de tal magnitud en Indonesia, podría causar una revolución en Argentina y darle la oportunidad a los juveniles de la selección nacional de hacer lo que más les gusta y a los argentinos, de festejar una de las pasiones que más los unen.