Por: Rodrigo Lucía

Casi tres meses pasaron de la noche en que mataron a Julieta. El femicidio que destruyó a una familia y a un pueblo, que no deja pasar un día sin reclamar justicia. Las autoridades judiciales aún no dieron respuestas.

 

La falta de noticia y el comienzo de la búsqueda

Julieta tenía 19 años y trabajaba en un kiosco en Berabevú – un pueblo de dos mil habitantes ubicado al sur de la provincia de Santa Fe – en el turno de 19 a 23 hs. A la hora del cierre, después de avisarle a su mamá que la esperara con la comida lista, Julieta salió en bicicleta para su casa. Pero nunca llegó. Dos de las cámaras ubicadas en el exterior de un club mostraron que un hombre le arrebató la bici, la subió a un auto blanco y la secuestró.

Al pasar la hora y ver que Julieta no llegaba a su casa, Fabiana – su mamá – empezó a inquietarse.  Al ver que tampoco  contestaba las llamadas, le preguntó a sus  familiares y amigos si la habían visto y pasó la noche sin dormir esperando que su hija llegara . En una entrevista radial declaró: “Me llamó mucho la atención que me mandara un mensaje para que la espere con la comida y que nunca llegue”. A primera hora del día siguiente, fue hasta la casa de su otro hijo – Jonatán – para contarle y su hijo la calmó diciéndo le que ya iba a volver, que probablemente estaría con alguna amiga y con el teléfono sin batería . Cerca de las once  de la mañana Fabiana mandó un audio al grupo de madres y padres de la escuela. Ese audio se difundió y todo el pueblo empezó a buscarla.

 

El desempeño de la policía local, los bomberos voluntarios y la comuna de la localidad.

Fabiana hizo la denuncia en la policía local al mediodía y enseguida empezó la búsqueda formal, junto a los bomberos. La fiscalía de Melincue designó a la fiscal Susana Peppino para que intervenga en la causa. La fiscal Peppino emitió la orden de búsqueda de paradero y alrededor de las tres de la tarde llegó al pueblo.

El despliegue de la policía y de los bomberos contagió a la mayoría de los habitantes que salieron a buscar a Julieta por cada rincón del pueblo. La policía realizó varios allanamientos en diferentes casas pero todos fueron “sin resultados”. Por esa razón, la  policía, los bomberos, la fiscal y la Unidad de Investigación Criminal de la provincia, decidieron incluir en la búsqueda a los perros de rastrillaje, expertos en estos casos, antes de que se hiciera de noche y se dificultara la búsqueda. Esta decisión – de realizar el recorrido con los perros hasta donde había estado Julieta por última vez – llevó a que las autoridades a cargo miraran nuevamente las filmaciones disponibles en la comuna, pero esta vez acompañados de la familia.  Jonatan vio que un auto iba detrás de ella: era un VW Gol Trend con luces de xenón y una luz quemada. Con esos datos pudieron dar con el primer sospechoso.

Femicidio de Beravebu. Noticias sobre Femicidio de Beravebu | Rosario3

El hallazgo del cuerpo y el autor del crimen.

Ese viernes, después de terminar la jornada laboral Cristian – un  albañil de 28 años y compañero de trabajo de Jonatan, el hermano de Julieta – estuvo dando vueltas en auto cerca del trabajo de ella. Según se supo, estaba alcoholizado y le había enviado mensajes a Julieta – eso se pudo ver en el registro de salidas de su teléfono – que nunca llegaron porque ella lo tenía bloqueado. Esa noche, según fuentes judiciales, el acusado llevó a Julieta hasta su casa. Al día siguiente, el sospechoso fue a trabajar y se encontró con Jonatan. “No sé dónde puede estar tu hermana man”, fueron sus palabras. Y se ofreció a ayudar en la búsqueda. Luego se supo que Julieta estaba enterrada en el patio de su casa.

A medida que pasaron las horas, el acusado se encontraba muy inquieto dando vueltas en su auto y siguiendo de cerca la investigación. El sábado a la tardecita luego de que Jonatan reconociera el auto en las cámaras, la policía decidió interceptar a Cristian en la vía pública.

Según lo relatado por la policía, los perros se abalanzaron inmediatamente sobre el auto del sospechoso.

Cristian Oscar Romero fue detenido y al negarse a entregar la llave de su casa, la policía derribó la puerta. En una primera instancia, no se encontró nada. Hasta que uno de los perros señaló un sector del patio donde había un tanque:  “El olfato del perro es cien por ciento efectivo. La odorología forense es una técnica nueva que puede ayudar a resolver todo tipo de hechos. Los perros son capaces de encontrar a los culpables de homicidios, violaciones, robos”, aseguró la subinspectora Espinoza. Fue cerca de las 11 de la noche cuando encontraron el cuerpo de Julieta. Estaba tapado con cal y tierra debajo del tanque de agua que había indicado uno de los perros.

La policía llevó al sospechoso a la comisaría de una localidad vecina para evitar una venganza por mano propia de parte de los habitantes de Berabevú. Sin embargo, los vecinos de Chañar Ladeado también se manifestaron en la comisaría de su pueblo apenas supieron que el femicida estaba ahí. La policía tuvo que llamar refuerzos para frenar a los vecinos y disfrazar a Romero de policía para poder llevarlo hasta Melincué.

 

El juicio

Fuentes judiciales declararon que la autopsia realizada dio como resultado que Julieta fue golpeada y estrangulada hasta morir.No fue violada ni abusada sexualmente.

Queda pendiente encontrar la bicicleta y el celular de Julieta y se descartó la hipótesis de que haya más participantes involucrados en el hecho. Fabiana expresó en una entrevista por radio:  ”Pedimos cadena perpetua pero sin goce de beneficios”

 

El pedido de Justicia  de todo un pueblo

Los habitantes de Berabevú quedaron impactados para siempre. En este pueblo de dos mil habitantes estas cosas no pasaban. Los vecinos se conocen entre todos, se saludan todas las mañanas, saben sus movimientos. “Eso que veíamos tan lejos hoy nos tocó a nosotros y pega muy fuerte en toda la población”, dijo Fabiana

Dos días después del hecho, se organizó una marcha para pedir #JusticiaporJulieta, que se  replicó en toda la región y en gran parte de la Argentina ya que la noticia del hecho se hizo viral y conmovió a muchísima gente. Al frente de una enorme cantidad de personas, estaban la mamá y el papá de Julieta y sus dos hermanos, Joaquín y Jonatan.  Una de sus amigas del colegio dijo: “Eduquen a los pibes, sin consentimiento no se toca a una mujer, Julieta vivía a tres cuadras de su casa, volvía de trabajar y nunca llegó”.

A partir de ese momento, todos los viernes, un grupo de mujeres organizadas hacen una marcha para acompañar el pedido de Fabiana: ”No se olviden de mi Julieta”.